viernes, agosto 17, 2007

Bronca en La Doce

Fueron 15 minutos de furia en los cuales la barra de Boca se trenzó con la Policía en el estacionamiento de la Bombonera que da a Casa Amarilla. En dicha zona, los policías con el chaleco naranja se trenzaron en una lucha con miembros de la barra. Llegaron los refuerzos y la cosa se calentó aún más. Cuando se separaron un poco, aparecieron las pedradas. Algunos efectivos agarraban las piedras y se las devolvían a los barras, que poco a poco fueron retrocediendo, calmados también por otros integrantes de La Doce. El saldo del cruce fue dos heridos: un policía y un barra, que fue atendido en el Departamento Médico de la Bombonera y sería uno de los abogados de los barras. ¿Por qué se dio el enfrentamiento? Según la policía, los de Boca empezaron a arrojar piedras de un momento a otro. También aseguran que algunos agentes le pegaron a un hincha que cruzó por la zona cuando no podía, y que ellos se metieron para sacarlo. Lo cierto es que todo sucedió en medio de la reorganización de La Doce, por el encarcelamiento de los cabecillas: Rafael y Fernando Di Zeo, el Oso Pereyra, Topadora Kruger y Diego Rodríguez. El rumor de que puede haber una lucha interna es cada vez más fuerte e, incluso, en un principio se pensó que esta pelea se había originado por eso. Aún no pasó nada, pero la sucesión del Rafa puede provocar más líos.

jueves, agosto 09, 2007

Borracho asesinado



Gonzalo Acro, el barra de River que murió esta semana, dio sus primeros pasos en la hinchada a los 15 años, bajo la protección de El Diariero, líder en los 90. Se recibió en un colegio privado de Belgrano y dejó la carrera de periodismo deportivo para trabajar en el club. Con el tiempo llegó a convertirse en allegado de Adrián Rousseau. Su asesinato conmocionó a Los Borrachos del Tablón.


Nadie que lo haya conocido de adolescente habría podido imaginarse que la vida de Martín Gonzalo Acro se apagaría a los 29 años de la manera en que ocurrió esta mañana. Pertenecía a una familia de Saavedra, de buena posición económica, escuchaba a Los Ramones, era de los mejores alumnos en un colegio privado de Belgrano y, además, un habilidoso jugador de fútbol. El martes a la noche, a la salida de un gimnasio en Villa Urquiza, fue interceptado y baleado por desconocidos: primero recibió un tiro en el muslo, y luego dos más en la cabeza. Ingresó al hospital Pirovano en estado desesperante y –tras treinta horas de agonía- murió.

Acro se ufanaba hincha de River desde la cuna y concurría a la cancha como cualquier chico de su edad. Además era socio, y los fines de semana jugaba al fútbol con sus amigos en el club. El secundario lo hizo en la Escuela Argentina General Belgrano, ubicada en Monroe y Conesa. Allí nació la amistad con su compañero de curso Matías Goñi, otro de los actuales referentes de la barra a quien la Justicia le allanó su casa el último 6 de junio por el violento enfrentamiento en el estacionamiento del Monumental, luego del partido contra Independiente.
Goñi vivía justo enfrente del colegio y, antes de llegar a la avenida Balbín, en la esquina de su casa, había un puesto de diarios. Pero no uno cualquiera: era el puesto de diarios de Luis Pereyra, alias El diariero, líder de Los Borrachos del Tablón en los 90. Ahí, en ese reducto de mil anécdotas, Goñi y Acro pasaban sus tardes y comenzaron a ganarse la confianza de uno de los barras más famosos del país. Empezaron a ir la cancha bajo su protección y la de su grupo y, con frecuencia, recibían camisetas originales de los jugadores de River y entradas gratis: todo un tesoro para chicos de 15 años.


Pero El diariero fue encarcelado y dejó su puesto tras el crimen del hincha de Independiente, Christian Rousoulis, ocurrido el 21 de diciembre de 1996, a la salida de un partido en Avellaneda. El liderazgo, a partir de ese entonces, comenzó a ser ganado por Alan Schlenker y Adrián Rousseau, amigos inseparables en aquellos años en los que eran llamados Los Patovicas. Acro y Goñi –que comenzó a ser conocido como El Diarierito- empezaron a escalar posiciones dentro de la barra y se transformaron en hombres de confianza de los jefes.

Acro estudiaba periodismo deportivo, pero decidió abandonar la carrera principios de 2000 cuando, por su posición de privilegio dentro de Los Borrachos del Tablón, recibió una oferta tentadora: trabajar en el club, a cambio de un jugoso sueldo. Hasta febrero – fue despedido por los dirigentes- cobraba 5.763,55 pesos por realizar tareas de mantenimiento. Además, viajó a Alemania para presenciar el último Mundial. Gratis para él, financiado por alguna influencia "amiga".

Luego, llegó la pelea entre Alan y Adrián. Y las aguas se dividieron: Goñi se fue con Schlenker y Acro juró fidelidad a Rousseau. Al parecer, las cosas no habrían terminado bien entre los dos amigos del secundario. En febrero de este año, La Batalla de los Quinchos fue el primer enfrentamiento serio entre ambos bandos (hubo un herido de bala y otros con arma blanca). En junio, volvieron a chocar y la lista de heridos y sangre derramada aumentó.

El último sábado, en José C. Paz, existió una nueva guerra entre ambas facciones que luchan por el liderazgo de la barra. Según cálculos aproximados, el "negocio" dejaría a sus dueños una ganancia cercana a los 200.000 pesos mensuales. El martes a la noche se desató el episodio más violento y causó la muerte de Acro. Otro capítulo negro de la violencia que domina el fútbol.