viernes, noviembre 09, 2007

Guerra en Chimbote


Desde el domingo la Trinchera Norte ya sabía qué hacer. Por eso, tras el partido con el Atlético Sullana, echaron a andar el plan que se ejecutaría el miércoles en Chimbote, día del clásico entre Universitario de Deportes y Alianza Lima. Así, escogieron Nuevo Chimbote, a la entrada de la ciudad del mismo nombre, como su centro de operaciones. Cavero, uno de los líderes, dejó su casa en Chaclacayo para ponerse a la cabeza del plan, junto con sus incondicionales Chang y demás integrantes de la directiva de la Trinchera Norte y de Los Sueltos. Solo ellos sabían la hora y el lugar de la ejecución del plan.
El martes en la noche empezaron las coordinaciones con los que viajaban desde Lima. También esa misma noche, ocho buses salían de La Victoria rumbo a Chimbote con integrantes del Comando Svr. Joel iba en uno de los tres primeros buses, sin presagiar que este sería un viaje sin retorno.
Ya en la carretera, cerca de Chimbote y con los primeros rayos del sol de miércoles, los dos buses con hinchas de Universitario terminaban de pasar a toda velocidad al bus que encabezaba el convoy aliancista. Las coordinaciones que hacían por teléfono con quienes los esperaban en Nuevo Chimbote hicieron que aceleraran la marcha, pues el kilómetro 429, lugar designado para la emboscada, estaba cerca.
Llegaron al punto indicado, bajaron de los buses e hicieron que estos sigan su camino, pero vacíos. Atravesando un descampado, perfectamente camuflados por las construcciones y fuera de la vista de la carretera, estaban los cerca de mil impacientes y embriagados hinchas cremas que preparaban la emboscada. "Ya están cerca, vamos saliendo a la carretera, dijeron los recién llegados". Solo salieron unos 200, el resto esperaría para salir luego por distintos puntos e intentar hacer un corralito.
Los tres primeros buses aliancistas llegaron al kilómetro 429 y fueron interceptados por una lluvia de piedras. No había pase, la carretera establa bloqueada por hinchas cremas. Los aliancistas comenzaron a saltar por las ventanas y empezó la bronca. Disparos de bala de ambos lados, piedras, cuhillos, vidrio y bombas molotov, que arrojaban los cremas, alteraron la tranquilidad de la zona.
El primer choque fue parejo, incluso el Comando Svr empezó a hecer retroceder a la Trinchera Norte, los sacaron de la carretera, los llevaron al descampado, Joel también guerreaba. Pero cuando se acercaron a las construcciones, al final del descampado, los demás integrantes de la Trinchera Norte empezaron a salir por innumerables zonas. La emboscada era perfecta. La proporción de 5 a 1 en contra de los aliancistas hizo que estos retrocedieran. Muchos corrían y otros caían en las manos de su enemigo. Acuchillados, cabezas rotas, eran las primeras consecuencias de la estampida.
Los aliancistas que llegaban a la carretera trataban de refugiarse en los buses, mientras estos empezaban a retroceder para evitar ser destruidos por la turba. Joel quiso subir por una de las ventanas, pero un movimiento brusco del bus hizo que este perdiera el equilibrio y fue atrapado por las llantas traseras. Murió instantáneamente.
Esto provocó que los demás se llenen de furia y empezaron a repeler el ataque. En ese instante llegó un gran contingente policial que replegó a los cremas.
Cuando llegó el resto del convoy aliancista, los 5 buses que faltaban, Joel ya estaba muerto y no había nada qué hacer. La policía ya había controlado la situación y los eufóricos cremas salían de Nuevo Chimbote. No se llevaron el bombo ni la bandera del Comando Svr, que estaban en uno de los tres primeros buses, pero habían logrado uno de sus objetivos.