El arte del engaño

El domingo casi todos despertaron de la resaca sorprendidos con la convocatoria a la prensa del Ministerio del Interior para la entrega de la recuperada bandera de la Trinchera U Norte en el Lolo Fernández. Digo casi todos porque hubo un grupo de integrantes del Comando Svr que sabía que todo era una farsa, porque mientras la ministra entregaba la bandera a dos integrantes de la Trinchera, que de inmediato salieron corriendo con ella sin desplegarla, los aliancistas acariciaban la verdadera bandera oficial de la Trinchera, su máximo trofeo. La policía, que no investiga nada, había caído en una trampa.

Y los nuevos cabecillas de la Trinchera, antiguos que regresaron a la barra luego de varios años, aceptaban como suya la tela recuperada. Incluso la página web de El Comercio informó que estos cabecillas mandaron llamar a quien había confeccionado la bandera y que este había afirmado que lo entregado por la ministra Mercedes Cabanillas era la verdadera bandera oficial de la Trinchera.

Luego procedieron a quemarla. Le dijeron a los medios de comunicación que lo hacían porque "el enemigo la había contaminado".
Bacán, dijo el Comando. Que celebren que la policía haya recuperado su bandera.

Después vino la guerra psicológica. Y esta se dio a través de la Internet. El Comando empezó a invadir los libros de visitas de los grupos de la Trinchera con mensajes intrigantes que hacían alusión a la falsedad del símbolo entregado. "Mira este detalle, mira este otro… la que quemaste no es igual que la original… quemaste una copia… hiciste el ridículo…, etc".

Al principio, los cremas asumían la tesis de la policía como cierta y tildaban de soplón a Jvancho, el líder del Comando Svr que permanecía detenido en la Divincri y que habría delatado el escondite de la bandera. Pero, sorpresivamente, en la noche un comunicado de la Trinchera U Norte confirmaba que habían sido burdamente engañados.